Mi original Barco fue construido con finas y ancestrales maderas en un prestigioso Astillero. Y a pesar de los atentados del que fue objeto en el momento mismo en que su casco acarició las aguas, prevaleció sobre el daño, su poderío y belleza. Fue así que al amanecer de un plenilunio excepcional, zarpó del Puerto de VA AL PARAÍSO rumbo a Puerto SIN NOMBRE…
La Travesía hacia aquel destino misterioso fue signada por “la Guía de los Mapas de las Sincronías”, navegando en medio de tempestades y huracanes, suavizada por tiempos de acariciantes brisas, acompañada de orcas, ballenas, delfines escoltando la nave, orientándola en las noches sin estrellas, sin Luna, interpretando aquellos mapas misteriosos que se iban dibujando momento a momento y que era preciso descifrar.
El timón de mi barco había estado en manos de expertos, aunque en algunas ocasiones tomaron el mando, ciertos uniformados que habían recorrido mares, océanos; recalado en mil y una costa de este y otros continentes, con su equipaje repleto de manuales y consignas. Ellos intentaban convencerme que mi embarcación no tenía destino si continuaba navegando según mis “mapas” y que un naufragio sería inevitable. Repetidamente, como un tambor militar que desentonaba con la melodía de las olas, llegaba a mis oídos: “Corrige el rumbo, corrige el rumbo, corrige el rumbo, corrige el rumbo….”
Mas “StarSeed” –el nombre de mi nave- tenía su propia maestría y su propio Timonel asistido por un Piloto Automático de alta tecnología y tenía la certeza de confiar en sus Pilotos. Por eso, después de un tiempo navegando con el equipo de “gente de mar”, decidí despedirlos en un próximo puerto y continué navegando, sólo con el Timonel Titular y su Piloto Automático.
Sin embargo, aquel disciplinado grupo de timoneles había dejado algunos baúles ocultos en zonas insospechadas que sólo revelaron su presencia cuando una sorpresiva tormenta desbalanceó riesgosamente el equilibrio de la embarcación.
En ese instante el Gran Timonel reaccionó, detuvo mi barca, lanzando al mar ese cargamento que había sido arteramente ocultado.
No sabemos qué pesados e invasivos elementos se enmascaraban. Intuimos que podía ser, armamento.
Desde ese instante StarSeed se centró en su eje y continuó navegando libre y poderoso, rodeado y escoltado por invisibles Absaras, Tritones y el Gran Poseidón…Así como por visibles Delfines, Orcas, Ballenas junto a la Inefable Presencia, solo perceptible desde el Corazón, de la Elohim de las Aguas, Aquala Awala.
Gracias a ese episodio que podría haber sido el naufragio de StarSeed, donde fue necesario detener su marcha, bajar a las bodegas para descubrir el peligro inminente, se reveló un prodigio que allí sutilmente oculto permanecía, como parte de la propia construcción, junto a la sala de máquinas, cuyo combustible se generaba a partir del agua misma del mar, aprovechando el NaCl (cloruro de sodio=sal) estimulada por circuitos eléctricos de antigravedad, generando la electricidad natural para nutrir los motores del barco y simultáneamente producir agua potable.
Un LUZinante Tesoro disfrazado, en el interior de un Gran Trono, en madera tallada, había permanecido allí como parte integral de un lateral del casco interior. Bajo el mullido almohadón de plumas, vestido de seda dorada, con mandalas en hilos de plata, borlado con plumas de colibrí, en el interior del Trono, una corona jamás imaginada emergía, inundando de luz multicolor las bodegas de StarSeed y desde cada Rayo de Color emanaba música en 528 Hz, que entraba al Corazón y aromas de rosa, sándalo y jazmín, hacían de los Suspiros una nueva forma de Respiración.
Alrededor de la Corona, un Collar en sintonía con las indescriptibles gemas: diamantes, rubíes, lapislázulis, cornalinas, turquesas, aguas marinas, citrinos, esmeraldas, amatistas y sus tejidos de oro y platino. A la derecha e izquierda zarcillos en forma de collares con idénticas gemas y rodeando el conjunto, 20 anillos: cada uno con una gema radiante, activadora de los códigos de poder, guardados en el ADN de cada dedo. Y en uno de esos anillos, como si fuera un dedo, un pergamino, que al ser desplegado revelaba un mapa de colores fosforescentes…era la Carta de Navegación con la información precisa para arribar a Puerto SIN NOMBRE y una carta impresa en letras doradas sobre una tela de seda azul:
- SOY ANCESTRAL MONUMENTO TERRESTRE (Voz del Cerro Mauco)
- “CUANDO LOS HUMANOS DESCUBRIERON LA SABIDURÍA DE SUS 20 DEDOS” Descargar PDF